jueves, julio 06, 2006

Río de Janeiro, entre el cielo y la tierra


Desde el cerro Corcovado y con la majestuosidad del Cristo Redentor, Río de Janeiro es una ciudad sublime.El Cristo Redentor, ícono del Brasil ante el mundo, es un monumento imponente que arranca las lágrimas de sus visitantes y que se equipara a la Estatua de la Libertad, la Torre Eiffel o la Gran Muralla China.

Tiene ante sus pies el histórico Estadio de Maracaná, donde alguna vez la selección de fútbol de Uruguay venció a la selección del Brasil en su propia casa. También se avista el Sambódromo, lugar único donde año tras año las escuelas de samba de Río de Janeiro exponen su colorido y alegría. Y bañadas por las azules aguas del Atlántico se imponen las playas de Ipanema y Copacabana, que han sido inspiración de compositores de la tierra carioca.

Subir al cerro Corcovado, que en español traduce “jorobado”, es un paseo obligado para los turistas. Por esta razón allí confluyen personas de todas las nacionalidades del mundo. El paseo se puede hacer en taxi o en un tren. En taxi puede costar unos 40 dólares, pero en el tren usted disfruta por 18 dólares de una exótica naturaleza y de música típica del Brasil con percusión tradicional y cordófonos como el cavaquinho y el bandolín que acompañan los ritmos autóctonos y llevan sus melodías.

Todas estas características hacen de Río un destino para el turismo con una imagen idílica. Aun así, los conflictos sociales de sus habitantes pueden ser riesgosos para quienes la visitan. Río es la segunda ciudad del Brasil y en ella habitan con 5 millones y medio de personas y como muchas de las ciudades de América Latina, la desigualdad social es un punto de referencia. En Río, esta diferencia es tan notoria y tan paradójica que detrás del Hotel Sheraton, que hace parte de una de las más grandes cadenas hoteleras del mundo, se ubica la favela de Vidigal, visitada por el papa Juan Pablo II en 1980, quien antes de partir se quitó su anillo y lo donó a la comunidad.

Las favelas son asentamientos de gente humilde que generalmente comienzan en la falda de un cerro y se entremezclan con los barrios de clase media y alta. El narcotráfico utiliza la ubicación geográfica de las favelas para esconderse y combatir a la policía desde estos cerros, lo que ocasiona tiroteos que involucran a los ciudadanos.

Pero no sólo los enfrentamientos entre policía y narcotráfico opacan el atractivo turístico de esta ciudad: los altos índices de prostitución infantil son otro de los conflictos sociales que reflejan la pobreza de gran parte de la población carioca. El conflicto es tan grave que las autoridades de la ciudad han puesto avisos en lugares públicos donde se invita a denunciar este delito. Y es que Río de Janeiro, como Cartagena, La Habana y San Juan, hacen parte del llamado turismo sexual que es practicado por europeos y estadounidenses.

Pese a todos estos conflictos, Río de Janeiro vive en estas fechas mundialistas la fiebre del fútbol, deporte que hace parte de su vida y su cultura. Ronaldo, el reconocido jugador del Real Madrid y que jugará este mundial, aparece en las calles cariocas a través de vallas donde en un segundo plano está Ronaldinho. En Río, Ronaldo es el protagonista pues dio sus primeros golpes de pelota en el barrio Bento Ribeiro, uno de los más pobres de esta ciudad.

Río de Janerio es una representación del cielo por su bellísimos sitios turísticos; de la tierra, por los graves conflictos sociales que afronta y posiblemente de la gloria sí la selección del Brasil alcanza el sexto campeonato mundial de fútbol.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Desafortunadamente, el equipo de Brasil fue eliminado del mundial 2006 por Francia. SçOtra ocasión para su victioria la vamos a tener dentro de 4 años.

Me gustó mucho tu descripción de Río. Hasta ganas me dan de ir a conocer este lugar tan mágico y de tantos contrastes.

Besos.